La práctica de la Inteligencia Emocional.
Daniel Goleman
La concepción de la motivación no es algo estático con unas “reglas de oro” inamovibles, sino que cambian en función de la cultura del momento y el valor que ésta reconoce al trabajo.
Desde las primeras teorías de principios de siglo, en las que se medía a todas las personas con los mismos parámetros, y el posterior período de relaciones humanas, en el que se clasificaba a las personas por categorías, llegan los enfoques de tercera generación: cada persona es particular.
Hoy en día, triunfan las singularidades de cada individuo, siendo éstas reconocidas tanto por la empresa para la cual trabaja como por la propia sociedad. Cuando los elementos del sistema varían, la respuesta de la persona, y por consiguiente su motivación, varían igualmente.
Cada empresa elige la manera de motivar que mejor se adapta a sus necesidades. La consultora Great Place to Work elabora anualmente la lista de las mejores empresas para trabajar elegidas por sus propios trabajadores.
Se muestra una presentación con las técnicas más utilizadas por las empresas